-Tengo miedo...- decía Jelina con una voz perturbada en tono bajo. -...Ésto no puede terminar así.-
-Nos llegó la hora. Vamos a desaparecer, pero tú y yo vamos a estar juntos siempre.-
-¿Tanto para nada?-
-Así de efímera es la vida...-
Un rayo cayó cerca de aquella casa que los albergaba.
-Fucking truenos! Les tengo pavor.-
-Esto ya tronó.-
Al Noroeste de la ciudad, ese sujeto de largas y descuidadas barbas se alistaba para la que también iba a ser su última noche. Observaba la intensa lluvia caer, algunas palmeras meciéndose de un lado a otro. Se llevó la mano izquierda al bolso del pantalón, sacó un encendedor plateado, provocó una llama y la observó fijamente, mientras se conducía a su escritorio. Tomó la foto de la mujer y la quemó.
La policía Metro desviaba el tráfico que venía del aeropuerto y de los puertos del condado, trataban de desfogar los freeways y las carreteras con tal de que más gente lograra ponerse a salvo del meteoro.
Un tráiler Kenworth color azul cargado con una pipa de diésel logró tomar una de las salidas, manejó tan rápido como su insitinto de supervivencia le permitió. Dos millas y habrá llegado.
-¿Dónde quieres estar, afuera o adentro?-
-Hemos estado metidos tanto tiempo aquí, que sentiría que ofendo la memoria de este lugar si todo termina en un exterior.-
Jelina y Dylan se tomaron de la mano. Se vieron a los ojos. No concebían que tres años habían pasado tan pronto y que les esperaba este desenlace.
Tres disparos sonaron cerca de la casa.
-Nos llegó la hora, Dylan.-
-La injusticia que nos hizo ese par nos llevó a ser...-
-...santos y diablos...-
Las primeras marejadas ciclónicas azotaban la costa. Algunas partes ya estaban anegadas. El viento soplaba a 55 millas por hora. La edificación quedó sin electricidad.
Dylan tomó una pistola calibre 45, Jelina tomó un cuchillo cebollero. Javier Morell entró a la casa.
-Par de imbéciles, hasta que los tengo de frente.-
-¡Maldito engendro del demonio!- exclamó ella
-¡Piruja!- le respondió el hombre de descuidado aspecto, se acercó para abofetearla, pero Dylan le puso la pistola en el cráneo, cuando Javier intentó sacar su arma, Jelina le puso el cuchillo en los genitales.
-¡Dame la pinche pistola!- gritó Dylan.
-¡Pendejo intolerante! Nunca te voy a perdonar...-
-Cierra la cloaca que tienes por hocico y dame la pistola o te vuelo la mierda que tienes por sesos!-
Jelina secundó: -Y no solo eso. Antes, te voy a cortar las miserias que tienes por testículos, te los voy a freír y haré que te los tragues.-
Cautelosamente Javier sacó la pistola, Dylan hizo un rápido cambio de mano para sostener su arma y tomar la del prisionero. Entre risas el sujeto exclamó:
-Vaya si eres perra... ahora hasta me quieres castrar. ¿De verdad piensas que con eso vas a borrar la realidad evidente? ¡Por favor, qué patético!-
La fémina hizo presión, haciendo que él se agachara un poco como acto de supervivencia. Seguido a esto, respondió:
-Me harté de tus pendejadas, de tu odio, de tu intolerancia, de tus mentiras. La realidad la sabemos Dylan y yo.-
-Pobre imbécil...-
La cólera de Dylan se había inflado:
-Hasta aquí llegaste, púdrete en el más profundo de los infiernos...- sujetó con fuerza el cuello, con un gesto indicó a Jelina que se alejara y antes de disparar le mencionó un último deseo al hombre:
-Ojalá y toda esa mierda que tienes sea productiva como abono, ahora que reconstruyan la ciudad después del huracán.-
Puso el cañón del arma en la sien de la víctima; mentalmente contó hasta tres y disparó; la sangre que circulaba en su cráneo se expandió por los rostros de Jelina y Dylan. Ella gritó y él sintió un placer culposo al arrebatarle la vida.
-Tenemos que irnos, el huracán no debe tardar en entrar y debemos huir lo más que podamos.-
-¡Lo mataste!-
-¡Tuve qué hacerlo, carajo! ¡Muévete o aquí mismo nos lleva la fregada!-
Corrieron hacia el parqueadero, tomaron el Acura TLX color plateado y velozmente se dirigieron a Miami Dade.
-¿Alcanzaremos a llegar al Doral? Ahí está lo único que necesitamos-
-Si no hay mucho atascamiento llegaremos.-
El tráiler cargado con diésel seguía su rumbo frenéticamente al apartamento.
-Hasta aquí llegaste, maldita bananera.-
La alarma de tornado comenzó a sonar.
-¡Joder!-
Sin imaginarlo, Jelina, Dylan y el camionero Bell se dirigían a la misma intersección: Collins Avenue y Biscayne Boulevard. El semáforo tambaleaba y a la pareja le indicaba luz roja. Bell aceleró pues con luz verde estaba a punto de llegar, grande fue su sorpresa al ver el Acura que identificaba a Jelina. En el asiento del copiloto tenía una microametralladora Uzi la cual tomó y apuntó hacia el vehículo, mientras calculaba la velocidad. Una ráfaga de disparos alertó a Jelina:
-No puede ser...-
-¡Mierda!-
Dylan aceleró y estuvo a punto de ser impactado por el camión, apenas logró esquivarlo y comenzó una persecución.
-¡Carajadas! Justo ahora que necesitamos a la policía no se ve ni una moto patrulla cerca. Jelina, ¿recuerdas que siempre quisiste ser como Analía? Pues se te ha hecho realidad. En la guantera hay una pistola; alternando la que yo traigo y esa, vas a disparar a las llantas. Si consideras que hay suficiente distancia y ves que estamos en una zona segura, dispara al tanque. Tenemos que deshacernos de este ENORME problema.-
La simia obedeció y se desató una balacera.
Dylan comenzó a ver como un embudo se formaba en una zona que parecía ser El Doral.
-Maldita sea, esto no es normal.-
-¡Acelera Dylan! Aquí podemos perderlo.-
Las sospechas de Dylan se volvieron reales. En un acto impensable de la naturaleza, un tornado se estaba formando en El Doral y cogía rumbo al mismo destino que la pareja.
Las sirenas de policía comenzaban a escucharse. Estaban por llegar a un embotellamiento donde todo podía terminar; Jelina logró acertar un tiro en la llanta delantera izquierda. Bell perdió el control. Jelina recordó una vía alterna para evitar el tráfico y llegar al destino
En el destino, mucha gente corría a reguardarse; se escuchaba el sonido de un tren de carga que solo indicaba que era el tornado. Los estragos del huracán eran cada vez peores. Una vez que perdió el control, Bell alcanzó a abandonar el tráiler; robó una patrulla estacionada del Metroplex de Miami y siguió tras ellos. El pesado vehículo chocó y provocó una explosión que mató a 17 personas.
Cuando estaban a punto de llegar a los estudios de Telemundo, el tornado destruyó el lugar. Ambos gritaron al unísono:
-¡TELEMUNDOOOOOOO! ¡NUESTRA CASAAAAAA! ¡NOOOOOO!-
Dylan con el alma destrozada volvió a acelerar antes de que el tornaro los pudiera alcanzar.
-¿Y ahora qué hacemos? Necesitamos nuestros circos; ahí estaba nuestra vida.-
-Ya no hay vida Jelina. El tornado acabó con nuestra vida. Tenemos que huír y tratar de empezar de nuevo.-
Miami estaba al borde del colapso. Decenas de accidentes, aunado al tornado que azotó El Doral y las inundaciones que estaba provocando la tormenta tenían a la ciudad del sol totalmente irreconocible.
-No alcanzaremos a salir a tiempo.-
-Hay que intentarlo.-
Bell se dirigió nuevamente al freeway para tratar de alcanzar a sus víctimas.
-Esos imbéciles debieron de ir a Teleinmundo. Si mi teoría es correcta...- comenzó a divagar. -...Soy tan buena para las teorías, yo debí estudiar derecho en lugar de conducir camiones. Podría acabar con la bola de indocumentados mexicanos. ¡Los odio! ¿En qué estaba? Ah, ¡sí! Si mi teoría es correcta; este par fue a Teleinmundo, si están huyendo al norte; eso debe atrasarles por lo menos 25 minutos, y deben ir a la salida a Fort Lauderdale. Aceleró un Honda Accord que había robado. La placa era 666-Trump; del estado de la Florida.
-Ni modo, tendremos que seguir Univisión radio para enterarnos qué está pasando con el huracán.-
-Mierda...-
Un anuncio se escuchaba en Univision:
-Basada en La Mentira por primera vez en la televisión, una historia original que atrapará tus noches; con el regreso de Lucía Méndez como Verónica, Altaír Jarabo interpretando a Virginia, su primer villana en telenovelas. El galán de galanes, Enrique Rocha y el retorno de Fernando Colunga como el niño Doyano. Llega a Univisión... Amor Mentiroso... muy pronto.-
-Vaya originalidad de Univision...-
-El huracán Maite sigue acercándose a Florida podría tocar tierra como categoría cinco. Ya hay muertos. Espere Primer Madrazo, en breve por Univisión.-
A paso lento avanzaba el embotellamiento; la Armada estadounidense continuaba guiando el tráfico. Entre tantos sonidos de cláxones se escuchó una explosión.
-Holy shit!-
Bell gritó igual que Josefa cuando se iba a madrear a Isela en Yo No Creo En Los Hombres (Lunes a Viernes 10pm/9c en Univision)
-!JELINAAAAAAAAAAA!-
El obeso camionero salió de entre las llamas que había provocado la explosión con un rehén; y colgando traía otra microametralladora.
Los oficiales trataron de detener a Bell, pero las balas no entraban debido a tanta grasa.
-¡Lo suelto solo si me traen a esa maldita simia que está ahí!- Gritó señalando a Jelina.
-Primero me hago fan de Azteca, antes de permitir que le toques un pelo al amor de mi vida!-
-¡Maldito mexicano! ¡MUÉ-RE-TEEEEE!- Disparó una ráfaga. Dylan cayó al suelo; desangrándose.
-Esto es para que todo mundo vea que voy en serio. Me vale verga (excepto la de mi William) el huracán y que todos mueran aquí; yo no cederé si no tengo a Jelina.-
Jelna lloraba más que Victoria Ruffo en Victoria al ver el cuerpo de Dylan tendido en el suelo; pero su instinto telemundero la hizo recordar la venganza de Mónica Serrano en En Otra Piel y le comenzó a cantar sus verdades una tras otra:
-No eres abogada.-
-¡¿Qué?!-
-Nunca lo has sido...-
-Cállate, imbécil.-
-Eres un vil camionero.-
-¡No sigas perra!-
-No me digas perra. Soy simia. Y empiezo, continúo y termino.-
Bell aventó una ráfaga que no le rozó siquiera a Jelina.
-Ni para eso sirves; pero lo que más te arde es que no tienes...-
-¡No te atrevas a decirlo maldita!-
-J A R O C H A!-
El ardor fue tanto que Bell comenzó a incendiarse y volverse carnitas. Murió.
Cuando todo parecía haber terminado; el mar trajo una serie de escombros. Una enorme estaca de madera atravesó a Jelina por la mitad. Cayendo fulminada.
República Dominicana. 8:00pm
-¡Quiero mi banana, gorila!-
FIN.
Jelina; hasta aquí llegamos. Con todo mi cariño y mi más sincero jarocheo.